sábado, 20 de noviembre de 2010

A solo 15 días...

Con 42 años, y a 15 días de ser madre por primera vez, recién ahora se me da por volcar las sensaciones de estos 8 meses y medio que llevo de embarazo.

Han sido hasta ahora los meses más hermosos de mi vida -y eso que momentos hermosos tengo en cantidad!!-, los que más me hicieron crecer, los que me alejaron de mi yo pero a la vez me acercaron más que nunca a mi yo.

Si el proceso de adopción -por ahora interrumpido- ya me llenaba de amor en cantidad, el hecho de sentir a mi hija moverse adentro mío es algo que me deja sin palabras, que no solo me colma sino que me desborda.

Ya va siendo momento de darle permiso para "abrir la puerta e ir a jugar", ya compartimos casi 9 meses de juegos mutuos, de diálogos privados, y ahora llega el día de dividirnos en dos, de individualizarnos.
_____________________________________________________

Simo, gracias por este tiempo adentro mío, gracias por ser una bebé que se "hizo notar" (no con náuseas, ni malestares, sino con juegos, con movimientos, con patadas leves). Ahora a nacer, que lo vas a hacer igualmente bien!!! Nosotros te ayudaremos desde afuera.

Nos vemos pronto, te amo

Tu ma (otra vez)

lunes, 2 de agosto de 2010

No me hagas caso

Simo, yo sé lo que te digo: desconfiá de mí, no me hagas caso, no seas quien espero, no rías para mí, no seas una hija ejemplar, no odies a las arañas que yo odio, no adoptes mis miedos-broncas-manías-costumbres-gustos... ni aunque me veas rogarte, ni aunque te diga que yo sé lo que es bueno para vos.

En cambio, vestite de la manera que te guste, combiná los colores como prefieras, enojate y ponete triste por lo que quieras enojarte y ponerte triste, reíte de lo que te de la gana, elegí a tus amigos por tu instinto, acertá y equivocate tantas veces como sea necesario para vos.

Yo estoy acá, tan acá de vos como lo estoy desde hace 5 años, cuando ya te buscábamos.

Tu ma

domingo, 24 de enero de 2010

En construcción

Hoy estaba pensando en estos casi dos años de estancia en España, y tratando de entender el pasaje de "memuerodeangustia" al de "empiezoaestarmejor". Y tomé eso de las primeras angustias para ver de dónde venían.

Claro, uno deja a los que quiere, su vida diaria, sus costumbres, y eso duele muchísimo. Pero recién ahora entiendo el por qué: y es que descubro que gran parte de lo que soy yo, son ellos. Uno va creciendo, y va teniendo preferencias, hace elecciones de gente, de creencias, de amigos, de amores, y se va armando una vida donde todo lo que tiene lo eligió, y donde es parte de otras vidas en las que fue elegido para formar parte. Todas esas vidas que durante 40 años se fueron entrecruzando son mi estructura sobre la que me construyo a mí misma.

Entonces, al venir a España, esas cosas quedan lejos, y la sensación es casi como volver a edificar desde cero, y pretendiendo encontrar material de la misma calidad para llegar a una edificación tan firme como la que llevaba.

Ahora que lo entiendo, sé que no tengo que arrancar desde abajo, sino que tomaré de acá lo que me sirva para seguir mejorando lo ya construido.

martes, 19 de enero de 2010

Enmudenciendo

Cada día me siento con menos derecho de opinar, al punto de sospechar que en breve deberé volverme muda.

Viendo lo del terremoto de Haití, dos chicas españolas lograron sobrevivir a sus padres, y una de ellas volvió a España mientras la otra quedó allá, ambas luchando y rogando para que los cadáveres de sus padres sean traídos a la brevedad. Mi primer comentario fue: "qué egoístas de mierda!!!!! con todas las prioridades que hay, con todo lo que hay que hacer aún en Haití, con todos los que necesitan ayuda urgente para no morir..."

Sigo con las noticias, y leo la que más me dolió, y la que no me puedo sacar de la cabeza: unos bomberos españoles llevaban 2 horas de rescate, habían ya alcanzado a sacar hasta la cintura a una nena de 14 años que encontraron abrazada al cadáver de la madre, pero por actos de violencia de Haití los obligaron a abandonar el rescate, ya que "o moría la nena o morían ellos", porque les estaban disparando. Y se fueron. Los obligaron. Otra vez mi pensamiento: "cómo pudieron????!!!!!!! cómo pueden luchar 2 horas, estar lográndolo, y abandonar, sabiendo que esa nena está viva???"

Ahora, pasadas ya varias horas, mis preguntas (son muchas, pero en definitiva es una única) son: y quién soy yo para opinar? y qué se yo qué hubiera hecho en ese caso? Sí, yo puedo sospechar hoy, acá, en esta casa calentita y con comida, en un día que me levanté solidaria, con una vida que lo más parecido a un disparo que escuchó fue un petardo, que lo más cercano que estuvo de la muerte fue con el abandono de un novio, que me hubiera quedado a rescatarla aún a costa de morir, que no reclamaría que traigan los cadáveres de mis padres porque otros la están pasando peor, y bla bla bla. Pero eso es hoy, es acá, es ahora y es en mí. Dentro de un segundo no sé. Porque soy persona, porque cambio segundo a segundo, porque tengo mi historia, mis sombras, mis fortalezas, mis inseguridades, mis valentías, mi entorno, mis creencias, mis miedos. Porque no soy el perro de Pavlov.

Y mañana me levanto más de mi lado que del del vecino, y me importa enterrar a mis viejos cerca de donde pueda visitarlos, en un lugar que no sea un recuerdo de ese día, o prefiero salvarme yo, por mí y por los que me quieren... no sé, sinceramente no sé. Y ese es el punto: que no sé nada. Porque aún creyendo que me conozco más que nadie, me sorprendo a cada segundo contradiciéndome... pero sin traicionarme (aunque suene imposible).

Por eso creo que me voy a volver muda.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Ir más lento

Sí, lo confieso: acabo de terminar de leer Elogio de la Lentitud, de Carl Honoré, y escribo bajo sus efectos.

Cada vez me pasa más seguido: salgo del trabajo, y de golpe estoy en casa. Puede no parecer raro, si no fuera porque mi trabajo está a 1 hora y 3 transportes de mi casa. Magia? Máquina del tiempo? Teletransporte? Nada de eso: rutina. No reparé en nada de lo que pasó en mi vida durante esa hora. Los ojos fijos, la mente embarullada: miles de pensamientos e ideas en una lucha salvaje... nadie gana.

No sé a dónde voy, no sé cuál es mi prisa. Tengo varias, claro, y puedo enumerarlas y justificarlas, pero ninguna es mía realmente. Y si lo pienso mejor, quizás hasta ni siquiera tengan tanta prisa, pero es que vengo con envión y no puedo parar.

Algo está claro, y es que con 40 años ya no me hace mucha gracia seguir corriendo. Me ejercito entonces, cada día, quedándome quieta en la escalera mecánica y dejando que ella me lleve, sacando el pase del tren en el momento exacto que lo necesito y no llevándolo en la mano desde mi casa, comiendo sentada frente a la mesa y no frente a la compu.

En fin, estoy jugando a ir más lento, y todavía mi mundo no se derrumbó.

sábado, 30 de agosto de 2008

Benditos mis sentidos

No sé qué actúa primero, si la memoria o los sentidos. De golpe, cuando estoy metida en mi rutina en Madrid, ausente de recuerdos, en el medio de un silencio escucho sólo el ruuummmm al pasar un auto y ahí sucede: me traslado mágicamente a un momento de mi infancia, en la casa de mis abuelos, en la 5ta. sección de Mendoza capital. No sé cuándo fue eso, pero no hay forma de evitar que un silencio con un repentino ronroneo de un motor me lleve a ese instante que sospecho era una siesta.

Entonces me doy cuenta de los muchos sonidos, sabores y olores que me devuelven una y otra vez a instantes ya vividos. El olor de los postres de Maizena con chocolate, el de las frambuesas, el sabor de la leche condensada, un olor especial que no se puede describir que es el de los álbumes de fotos viejas, otro indescriptible que es el de la Estanciera de mi abuelo, el olor del laurel... todos éstos me llevan a la casa de mis abuelos maternos e irremediablemente me une a mis hermanos montando falsos caballos de "palos de escoba" (suertudo al que le tocaba el que tenía la roja cabeza plástica de un verdadero caballo). Podíamos pasarnos el día entero rodeando la casa en galope y galope.

Recién, por ejemplo, era Andrea Boccelli y su Vivo per Lei. No hay forma de escucharlo sin que vuelva a un momento de mi vida en un Fiat 1 bordó, en Florida Oeste -Buenos Aires-, con mi amiga Bar creyéndonos tenores.

Y Julio Iglesias, Roberto Carlos o alguna canción folklórica: me transporto a mis 9 años, en el Barrio Fuchs en Mendoza, y de golpe es un sábado y toda la familia está ayudando en los quehaceres de la casa.

Y así una y otra vez. Cuando creo que mi memoria está vacía, alguno de mis sentidos me juega una buena pasada y me sorprende con un recuerdo. Benditos! Creo que cada uno de ellos ha viajado conmigo y ha metido en su maleta las cosas que yo creí perdidas.

martes, 19 de agosto de 2008

Expresiones idiomáticas

A un año y un mes exactos desde la creación de mi blog, y a 4 meses de mi mudanza a España, recién encuentro algo que decir, producto de un mail de mis amigas, preocupadas ante mi prolongada desaparición vía mail.

Su pregunta insistente fue: "¿cómo estás?"... y de ahí se disparó mi respuesta, que empezó con una descripción superficial y se fue adentrando sigilosamente hasta hacerme ver cómo estoy. Y lo que surge de todo ésto es que, más allá de descubrir que hasta este momento no sabía cómo estaba, caigo en la cuenta de que las expresiones idiomáticas no son meramente expresiones idiomáticas.

El punto es la diferencia entre el saludo de dos personas en Buenos Aires, y dos en Madrid. En el primero es "¿qué tal, cómo estás?" y en el segundo es "bueno, ¿qué pasa?". Más allá de que en Buenos Aires el "cómo estás" se diga medio a la ligera y a veces el que lo pregunta sea inmune a la respuesta, la verdad es que los argentinos jugamos un poco al terapeuta. Más de una vez le he contado a un taxista mis problemas, hemos sacado juntos conclusiones, formas de manejarlos, ver de dónde vienen, etc.. Y no sólo eso, sino que me he bajado del taxi aliviada.

En Madrid, en cambio, no parece haber lugar para lo que se siente, sino para lo que pasa. Lo de afuera, los hechos, lo tangible. Lo que pasa adentro a raíz de todo lo que pasa afuera, son "jilipolladas" o estados que con el tiempo se disuelven.

Alguien dijo alguna vez algo así como que "no nos pasa lo que nos pasa, sino lo que creemos que nos pasa". Fue un filósofo reconocido (por la mayoría, yo pertenezco a la minoría). Si tomamos en cuenta eso, entonces son las percepciones -y no los hechos- las que realmente cuentan. Puntos para Argentina.

Ahora bien, yo veo a los madrileños vivir sin revolcarse una y otra vez en el fango, sin darle demasiadas vueltas a las cosas: ya pasará, para qué hablarlo? Una cañita y a otro tema. Puntos para España.

Y acá estoy yo, en el medio, con la diplomatura en psicología que por defecto nos es otorgada a los argentinos en el día de nuestro nacimiento, pero viviendo en el país del "ya va a pasar". Supongo que algún día también a mí se me pasará y ya no necesitaré preguntarme cómo estoy... espero que, si ese día llega, mis amigas argentinas sigan llevándome al diván.